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Vista aérea de estanques de salmuera y áreas de procesamiento de la mina de litio de la empresa chilena SQM -en la que la china Tianqi Lithium tiene una participación minoritaria- en el desierto de Atacama, Calama, Chile, 12 de septiembre de 2022. (Foto: Martin Bernetti/AFP).
Con sus extensas salinas, Latinoamérica es rica en un mineral que se ha vuelto más apetecido que el oro: el litio. Conocido como oro blanco o petróleo del siglo XXI, este metal es hoy esencial para la transición energética y el mercado en ebullición de los coches eléctricos. El llamado Triángulo del Litio, ubicado en el altiplano andino y que integra territorios de Bolivia, Argentina y Chile, abarca el 52 por ciento de las reservas mundiales de litio, situación que ha despertado el interés de los principales actores económicos mundiales y ha incentivado una carrera por la adquisición de este metal en Sudamérica. Tener acceso a litio es hoy sinónimo de poder.
China va con el pie puesto en el acelerador
En la desenfrenada carrera por el Triángulo del Litio, la República Popular de China (RPC) va con el pie puesto en el acelerador y lleva la delantera para cumplir uno de sus grandes cometidos: dominar el sector energético. En lo que va corrido del 2023, el país asiático ha cerrado ambiciosos acuerdos para invertir en los salares de la región andina. Hasta el momento, China es el único país que ha firmado con las tres naciones del Triángulo del Litio. “Latinoamérica debe preocuparse por China porque viene por sus recursos naturales”, advierte el periodista y escritor argentino Agustín Barletti en su más reciente investigación El hambre del dragón. El plan de China para comerse el mundo.
Una advertencia que recuerda lo dicho por el Gobierno chino en repetidas ocasiones y que se encuentra explícito en el Plan Nacional de Recursos Minerales de China en 2016: “China depende de los recursos naturales para salvaguardar la seguridad económica nacional, la seguridad de la defensa nacional y el desarrollo de industrias emergentes estratégicas”. Sin embargo, la RPC no tiene la capacidad para cubrir las necesidades del acelerado crecimiento de su población, ni la desaforada expansión industrial de China.
El método de China para asegurar la garantía del abastecimiento parece ser el control físico del recurso. Según Barletti, China tiene más de 2700 empresas en la región y todas dependen directamente del Partido Comunista chino. “Es una manera de generar el desembarco”, dice el escritor. Añade que “la mayoría de las inversiones están destinadas a valores estratégicos para China, siendo los recursos naturales su principal objetivo”. Y dentro de esos recursos naturales está sin duda el litio. Un estratégico metal para China dado que se sitúa como el líder mundial de las baterías de litio y fabricación de autos eléctricos y además busca el liderazgo en la gran apuesta por las energías renovables.
Según la empresa de datos y analítica internacional S&P Global Market Intelligence, en 2021 China representó el 79 por ciento de las baterías de iones de litio a nivel global. Si bien China ya es el origen del 13 por ciento de la producción mundial del litio, estos volúmenes no son suficientes para abastecer a su colosal industria de baterías y su tan apetecida transición energética; por lo tanto, debe buscar abastecerse en otros países.
“Lo que China persigue en esta carrera es el posicionamiento estratégico a largo plazo para el beneficio de su propia economía, para el crecimiento de su país y suplir la alta demanda de energía, porque el petróleo ya no le alcanza”, dijo a Diálogo Eduardo Gamarra, docente en política y relaciones internacionales de la Universidad de la Florida (FIU) y fundador de la consultora Integrated Communications and Research (ICR), especializada en la opinión pública e investigación basada en datos.
Así cabalga China por el Triángulo del Litio
Vehículos eléctricos de nueva energía se ven en una tienda de Nio en Shanghai, China, el 19 de marzo de 2023. Líder en el mercado de autos eléctricos, China busca dominar la producción de litio en Latinoamérica. (Foto: CFOTO/NurPhoto vía AFP).
Basta con dar una mirada a los avances chinos en los países del Triángulo del Litio para graficar esta realidad. Su más reciente adquisición se da en Bolivia, la llamada “Arabia Saudita”. Si bien es el país con más recursos de litio en el mundo –cerca de unas 21 millones de toneladas– aún no tiene ninguna actividad comercial ni industrial. En enero de 2023 el consorcio chino CATL BRUNP & CMOC (CBC) firmó contrato con el Gobierno boliviano para la construcción de dos plantas de carbonato de litio y generar así la extracción directa del litio (EDL) en los salares de Uyuni y Coipasa.
Según informó Franklin Molina, ministro boliviano de Hidrocarburos y Energía, se trata de una inversión de USD 1000 millones y es la primera participación de una empresa extranjera en la industria del litio de Bolivia.
A esto se suma la inversión de la minera china Tibet Summit Resources Co. Ltd, que anunció una nueva inversión de USD 2200 millones en proyectos de explotación de litio en tierras de Argentina, según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina. Se espera que los proyectos en los salares de Arizaro y Diablillos, en la provincia de Salta, produzcan entre 50 000 y 100 000 toneladas de litio.
Se cuenta, además, con la pronta entrada en funcionamiento de otro proyecto de capital chino operado por la firma Ganfeng Lithium –la mayor productora de litio chino y uno de los principales actores en el mercado global del litio– ubicado en el yacimiento de Cauchari-Olaroz. A estas inversiones se suma el reciente anuncio sobre la participación china para la fabricación y producción de baterías de litio en Santiago del Estero, cuyo proyecto está compuesto por el consorcio conformado por las empresas chinas Contemporary Amperex Technology Company Co. Ltd (CATL), Tianqui Lithium y Gotion High Tech.
Por último, en Chile se anunció la inversión china para la creación de un parque industrial de litio en la ciudad de Antofagasta. Las empresas que participarán serán Tsingshan Holding Group, Rupia Energy, Battero Tech, y FoxESS. “Para empezar, sabemos que nuestra inversión superará los USD 2000 millones”, dijo John Li vicepresidente de Tsingshan Holding Group, en una entrevista con el diario chileno El Financiero.
Por su parte, la empresa china Tianqui Lithium adquirió en el 2018 el 24 por ciento de la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) para exportar 80 000 toneladas de litio durante siete años a la empresa china BYD. Según ha anunciado El Financiero, la oferta ha ascendido a los USD 6000 millones y las ventas de la compañía se dispararon 144 por ciento gracias al crecimiento del mercado de vehículos eléctricos liderado por China, destacando al país asiático como el principal comprador de litio chileno.
Delantera de China no es casual
Múltiples compañías internacionales han intentado ingresar en el Triángulo del Litio, pero en Latinoamérica China tomó la delantera. “Lo ha conseguido como lo ha hecho siempre, que es a golpe de talonario y utilizando la munición de su capitalismo de Estado”, comentó en entrevista con Diálogo Juan Pablo Cardenal, escritor y antiguo corresponsal de España en China (2003-2014) y actual miembro del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). Una estrategia, que, según expertos, ha estado impulsada por una fuerte inyección de capital chino a través de préstamos e inversión estatal, acompañada de una política exterior de poder blando e incisivo. ¿Cómo funciona?
En primer lugar, los cuantiosos préstamos chinos que llegaron a la región a principios del siglo XXI suscritos gobierno a gobierno comprometieron a los países receptores a contratar empresas chinas para el desarrollo de infraestructura estratégica como la energía. Según destaca un estudio del centro de pensamiento estadounidense Inter-American Dialogue, el sector que más préstamos ha recibido es el de la energía con USD 94 600 millones. Como resultado el “Dragón” pasa rápidamente de ser un jugador secundario a ser un jugador principal en la mayoría de los países de la región, atrayendo inversión a través de empresas estatales.
Un trabajador muestra el 9 por ciento de litio de una piscina de muestras en una mina de litio de la empresa chilena SQM en el desierto de Atacama, Calama, Chile, el 12 de septiembre de 2022. (Foto: Martin Bernetti/AFP).
“Ningún otro país es capaz de competir con la propuesta del capitalismo chino”, dijo Cardenal.
“No estamos hablando de una propuesta de empresas, sino de una propuesta del Estado chino, y esas empresas que vienen a competir con las estadounidenses, europeas o japonesas, son empresas que vienen con sello oficial y con financiación oficial, no sólo están buscando un tema de costo beneficio, sino que están sirviendo a las necesidades estratégicas de su país, y en ese sentido China no tiene competidor”, dijo.
Estrategia impulsada también por el “oportunismo”. “China se ha aprovechado de las circunstancias de la región, ha sabido penetrar en economías precarias que no han tenido acceso al crédito convencional, prometiendo inversiones y préstamos, como a Bolivia que ya le debe USD 6000 millones a China, pero eso se lo va a cobrar”, comentó Gamarra de FIU.
A esta táctica cuestionada por economistas y expertos en la materia, China ha añadido una política exterior de poder blando e incisivo que ha servido para expandir su presencia diplomática, cultural, científica y militar, y, penetrar con mayor intensidad a las economías del sur global.
“Se trata de una estrategia de acercamiento personalizado a individuos influyentes de la sociedad latinoamericana –desde políticos, funcionarios y periodistas a académicos, empresarios y exdiplomáticos, entre otros– con el objetivo de exponerlos al discurso oficial del régimen chino y acercarlos a la causa de Pekín”, dijo Cardenal, autor de El arte de hacer amigos: Cómo el Partido Comunista chino seduce a los partidos políticos en América Latina.
Analistas destacan que China no piensa en términos de ciclos electorales, sino que planifica con objetivos estratégicos de 25 a 50 años o más. “Esa visión ha sido clave en el posicionamiento tan privilegiado que hoy tiene en la región y especialmente ahora en el Triángulo del Litio”, comentó Gamarra. “En el caso boliviano, por ejemplo, existe una relación muy estrecha con el presidente Arce, pero también la tuvo y la sigue teniendo con Evo Morales. Ellos han estado jugando a ambos lados del espectro político con el objetivo de lograr ingresar al litio. Y lo lograron”, agregó.
Una habilidad china para establecer relaciones con todos, pero sin inmiscuirse de forma tan directa o pública que le impida seguir moviéndose de gobierno a gobierno o incluso de capital a región. “El caso más dramático es el caso argentino, donde China ha implementado una estrategia ya no con el Estado sino mediante relaciones directas con los gobernadores. Ya ni siquiera cuenta para los chinos mantener relaciones comerciales estado a estado, y ya hay sectores muy preocupados por esto en Argentina”, comentó Gamarra.
Opinión que comparte Bruno Fornillo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, quien destacó que los vacíos estructurales de la economía argentina han permitido un desmedido ingreso de empresas chinas, del que el país asiático se ha sabido aprovechar. “La cantidad de proyectos que existen en Argentina es porque la matriz neoliberal permite un ingreso totalmente descontrolado de empresas extranjeras que no sucedería en China ni por casualidad”, comentó Fornillo.
Un poder incisivo acompañado también de una fuerte retórica, a través de la cual China logra grandes cometidos. Ejemplo de ello son sus discursos persuasivos que prometen generación de empleo, pero es empleo para sus nacionales y en beneficio propio, comentan los expertos.
“Los chinos llegan y anuncian que a través de sus inversiones en la región van a generar una gran cantidad de empleo, pero es mano de obra china. En Bolivia, por ejemplo, ya han llegado fácilmente más de 20 000 ciudadanos chinos para emplearse en los proyectos de sus inversiones en el país”, explicó el experto Gamarra.
Pero el análisis de Gamarra va más lejos, al asegurar que China no solo busca crear empleos sino posicionar y monopolizar la industria de sectores estratégicos como el litio. “El litio es el ejemplo más evidente de poder incisivo. Lo que está tratando de hacer es crear un monopolio sobre las diferentes fases del litio”, comentó.
La corrupción, amenaza latente
El presidente de Bolivia Luis Arce, habla durante un acto de firma de acuerdos con Uranium One Group (U1G), filial de la rusa Rosatom, y la china Citic Guoan Group, para la industrialización del litio en La Paz, el 29 de junio de 2023. (Foto: Aizar Raldes/AFP).
Pero hay más. Según analistas y expertos hay otro fenómeno que ha llevado a que China tenga una ventaja competitiva en la región y en particular en la carrera por el litio. Expertos lo llaman: “corrupción geoestratégica”.
“Se caracteriza por el uso de métodos corruptos como contratos sin licitación, acuerdos financieros con información privilegiada, o relaciones especiales con quienes ostentan el poder para promover los intereses estratégicos de la China”, dijo Gamarra, autor de Qué es la “corrupción geoestratégica” y cómo la usa China para ejercer su influencia en América Latina.
“China se aprovecha de las estructuras de corrupción que prevalecen en la región para avanzar en sus intereses sin las penalidades a las que se enfrentan los países del occidente”, agregó el experto. “Es decir, para ellos la corrupción es una especie de mal necesario; corromper a un funcionario no es una cuestión moral, es una cuestión de estrategia y necesaria para avanzar en sus intereses”, dijo.
Opinión que comparte Douglas Farah, presidente de IBI Consultants, una firma consultora de seguridad nacional que se enfoca en el crimen organizado y quien en entrevista con el Nuevo Herald habló de cómo China ha venido utilizando la corrupción geoestratégica para afianzarse en la región a medida que otros países disminuyen su influencia. “Los chinos están utilizando el soborno y otras prácticas turbias para expulsar a las empresas estadounidenses y europeas de la industria de producción de litio en Latinoamérica”, comentó.
¿Operaciones irregulares en Argentina y Bolivia?
Situación que parece ya evidenciarse en Bolivia y Argentina. Según los expertos, un ejemplo de ello es lo que sucede actualmente en Bolivia tras darse a conocer que el Gobierno de Luis Arce firmó un multimillonario contrato para la exploración y extracción del litio en Bolivia, cuando los alemanes estaban muy cerca de quedarse con el contrato. “Era un acuerdo más o menos bueno para Bolivia, pero no prosperó y ahora Bolivia sale con la sorpresa que cierra con China”, comentó Gamarra.
Esta decisión ha generado revuelo en el país socialista del MAS. Los medios bolivianos han hecho alusión a la falta de precisión del proyecto y se hace énfasis en que se desconoce cómo el consorcio chino CATL BRUNP & CMOC (CBC) recuperará su inversión y obtendrá ganancias. En teoría, el convenio establece un “control absoluto” del Estado, pero hasta la fecha no se conocen los términos específicos del acuerdo, plazos, monto de las inversiones y cuál es el papel que jugará el consorcio chino, si no ha de tener participación alguna en el negocio.
“Esto es muy grave porque no se informa sobre las condiciones ni cómo harán para no violar la norma”, advirtió el investigador en medioambiente del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Gonzalo Mondaca al diario Los Tiempos.
Juan Carlos Zuleta, experto boliviano en la economía del litio y asesor del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) ha dicho que este convenio vulnera el artículo único de la ley de 928, que establece que el 100 por ciento de la producción y comercialización de litio debe estar en manos de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB). Zuleta cuestionó la escasa transparencia del contrato y la falta de experiencia probada de CBC para aplicar la tecnología EDL.
Trabajadores procesan litio en una fábrica en la ciudad de Huaibei, provincia oriental china de Anhui, el 17 de julio de 2021. China tiene en su punto de mira el Triángulo del Litio de Sudamérica con la esperanza de controlar la producción mundial de litio. (Foto: Li Xin/Imaginechina vía AFP).
“En los contratos con empresas chinas no hay transparencia sobre los acuerdos que se firman; muchas veces China, incluidos sus préstamos, exige confidencialidad; luego cuando un acuerdo sale a la luz vemos por qué muchas veces son acuerdos completamente asimétricos en favor de China, a veces con cláusulas leoninas o con garantías soberanas por parte del Estado receptor,” comentó el experto Cardenal.
Cabe resaltar que ya ha habido escándalos de corrupción con empresas chinas en Bolivia. “La relación de corrupción con China viene desde hace mucho tiempo y continúa”, dice el internacionalista de FIU, Gamarra. A finales de 2022, el diario La Nación denunció un escándalo de soborno por parte de una empresa china a funcionarios del estado boliviano.
Según informó este diario, la denuncia se trata de un millonario soborno de una empresa china a funcionarios de una firma estatal a cargo del control de las rutas de este país. Ante la denuncia que estipula que se trató de un soborno de cerca de USD 2,6 millones, varios funcionarios de la firma estatal ABC y un ejecutivo de la firma china Harbour Engineering Company fueron detenidos, destacó el diario.
El caso de Argentina es otro de los más controvertidos, según expuso un reciente informe elaborado por la International Coalition Against Illicit Economies (ICAIE), que se enfocó en uno de los negociados más preciados para Xi Jinping: el litio.
Este estudio examina cómo el Gobierno de Argentina ha permitido que la RPC se haga cargo de múltiples intereses estratégicos, incluido el vital comercio de litio a través de prácticas corruptas y engaños, con la complicidad de los gobiernos nacional y provinciales argentinos, que no solo protegen a las empresas de RPC de la competencia leal, sino también de la responsabilidad, la supervisión ambiental y la participación comunitaria, anunció el informe.
Según el estudio el caso más evidente es el de Santiago del Estero. “Los chinos ni siquiera sabían dónde quedaba Santiago del Estero y ya hay millones de dólares chinos que han ingresado a esa región, y ahora están interesados en construir una fábrica de baterías en un lugar en donde ni siquiera hay litio”, agregó Gamarra, bien conocedor del caso en Argentina.
La mayor ventaja que alcanza China, afirman los expertos, es que esta corrupción es permisiva y está atada a su modelo “autocrático”, donde las empresas no son juzgadas por su gobierno porque son de él. “Hemos encontrado artículos chinos donde comparan cómo lograr un negocio pagando un soborno, versus como ganarlo sin pagar soborno, y concluyen que es mejor pagarlo porque les otorga una ventaja competitiva”, resaltó Gamarra.
Situación preocupante que destaca también Cardenal. “Al final donde desemboca todo es que en el sistema chino no hay contrapesos, el coste que pagan las empresas chinas y las entidades financieras chinas por su mala actuación, sus malas prácticas en el extranjero tienen un coste social ilegal cero en China”.
Las ventajas de China son desventajas para el Triangulo del Litio
Vista del salar de Uyuni en Uyuni, Bolivia, el 16 de octubre de 2022. (Aizar Raldes/AFP).
El que China lleve la delantera en la carrera por el litio inquieta a círculos políticos y económicos. Expertos de todo el mundo consideran que esta competencia es desigual, porque mientras países como los Estados Unidos, Alemania y Japón, sancionan a las empresas que caen en prácticas corruptas para obtener contratos, China no, y sus empresas se aprovechan de la debilidad institucional y arraigada corrupción que existe en la región. Pero hay más, y es que según expertos China no tiene reparos ni cuestionamientos frente a cualquier impacto ambiental que se pueda derivar de exploraciones o explotaciones como el litio.
En la segunda parte de este reportaje analizaremos cómo las inversiones de China en la extracción de litio se han convertido en un dolor de cabeza para países como Argentina, y porqué Latinoamérica está en riesgo de repetir la historia del desbordado extractivismo, desaprovechando así una oportunidad de oro blanco para el desarrollo de la región.
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POR SABINA NICHOLLS
FUENTE: DIÁLOGO AMÉRICAS