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Situada en el podio de países con mayor potencial, Argentina avanza con la extracción y exportación de este insumo para la industria de baterías para vehículos eléctricos, celulares y notebooks. La inversión de BMW, la apuesta de Bill Gates, la entrada de YPF al negocio y la primera fábrica nacional de celdas en La Plata.
La Argentina, con un creciente desarrollo de este estratégico recurso, es el cuarto productor mundial del mineral (6.200 tn), detrás de China (14.000 tn), Chile (18.000 tn) y Australia (40.000 tn), y ocupa el segundo lugar por el recurso identificado.
Además, figura en el tercer puesto entre los países con más reservas, con 1,9 millones de toneladas, detrás de Australia (4,7 millones de tn) y Chile (9,2 millones de tn), según el resumen de productos minerales 2021 del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
Sin embargo, el 58% de las existencias exploradas de litio a nivel mundial se encuentran en la región que comparten Argentina, Chile y Bolivia. En el reporte del USGS estiman que de las 86 millones de toneladas de recursos identificados en el planeta, Bolivia posee 21 millones, Argentina 19,3 millones y Chile 9,6 millones.
Estos tres países configuran el llamado “Triángulo del Litio” y las existencias se concentran sobre todo en los salares de Uyuni, Olaroz y Atacama, pero aún la explotación es incipiente con relación a su abundancia.
Los tres principales reservorios litíferos de la Argentina se encuentran en las provincias de Jujuy, Catamarca y Salta, cuyos gobernadores se han mostrado muy receptivos a los capitales externos para la extracción del recurso y, además, son muy ponderados por la encuesta que mide el clima de inversión entre las firmas mineras globales.
Argentina: mayor proveedor de Estados Unidos
Estados Unidos sigue apostando fuerte a los hidrocarburos, en parte por su gran dependencia de ese recurso y por la presión de las automotrices, y en su propio territorio sólo tiene una operación de salmuera en el estado de Nevada y dos empresas trabajando en compuestos.
Por eso quiere seguir aprovechando el potencial del litio argentino para cuando la transición energética sea inevitable y no tenga el insumo disponible. De hecho, la Argentina es su principal proveedor externo, con más de la mitad de sus compras de carbonato.
En 2017, el USGS, en colaboración con su par argentino, el Servicio Geológico y Minero Argentino, publicó el “Argentina Lithium Map”, un reporte cartográfico donde se referencian las mayores reservas de litio del país. Y al asumir el presidente Joe Biden le presentaron un detallado informe del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales con el sugestivo título: «Triángulo de litio de América del Sur: oportunidades para la administración Biden».
Al nuevo mandatario estadounidense le interesa en particular avanzar en la reconversión del parque automotor de su país a eléctricos, pero no tiene una minería de litio desarrollada y depende de China para obtener las baterías.
En ese reporte destacan que “la Argentina es el país más prometedor para la expansión de la industria del litio, no sólo por las reservas disponibles sino por un mejor clima de inversión”.
Mineras y automotrices globales apuestan fuerte
Poco a poco, por ventajas propias o desventajas ajenas, la Argentina suma nuevos jugadores de peso y el negocio local del litio se agranda. Este año, la automotriz alemana BMW Group acordó con la minera estadounidense Livent comprar carbonato de litio catamarqueño del yacimiento Salar del Hombre Muerto por US$334 millones para las baterías de sus vehículos eléctricos, lo que convertirá al país en su segundo proveedor global.
Por otro lado, la australiana Orocobre Ltd, que produce el litio jujeño en Olaroz, compró este año a su connacional Galaxy Resources por US$1.380 millones, que es la única operadora del desarrollo de litio catamarqueño llamado Sal de Vida, cuya producción inicial se planea para 2022. Esta fusión crea la quinta empresa de litio más grande del mundo, con una producción de 130.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) y operaciones en Argentina, Australia, Canadá y Japón.
También ingresaron en la actividad las automotrices Toyota y Volkswagen, que firmaron acuerdos con Orocobre y Ganfeng, respectivamente, para proveerse por varios años del insumo que necesitan para las baterías de sus unidades híbridas y eléctricas.
Y hasta el magnate dueño de Microsoft, Bill Gates anunció que ingresa al negocio del litio jujeño con la startup Lilac Solutions y la minera estadounidense Lake Resources, pero con la premisa de extraer el mineral utilizando la menor cantidad de agua posible y reducir el impacto en el medio ambiente.
Decenas de proyectos en diferentes etapas
En la Argentina, el litio es extraído mediante la perforación profunda, bombeo y concentrado por evaporación solar en las piletas de los salares, un método menos costoso que la separación a partir de minerales, aunque demanda procesos más largos.
Tras la primera transformación se obtiene carbonato de litio en polvo (pureza superior al 99% para uso en baterías) y, en menor medida, cloruro de litio. Luego se procesa y comercializa como productos químicos que se destinan enteramente al mercado global, aunque pronto empezará a industrializarse una parte en el ámbito doméstico.
También se cuenta con yacimientos de litio de pegmatitas (un tipo de granito con cristales de cuarzo, feldespato y mica) en plena etapa de exploración, por su mayor complejidad y nivel de inversiones.
Gracias a una política agresiva de incentivos a la inversión en el litio, que incluye la garantía legal de estabilidad fiscal por 30 años y otros beneficios impositivos, la Argentina logró atraer millonarias inversiones privadas que hoy suman más de 50 proyectos con factibilidad avanzada y en exploración.
Aunque sólo dos están en plena producción, con nuevas inversiones para expandirse: los de las compañías Livent (Proyecto Fénix en Catamarca, US$640 millones, segunda planta de carbonato de litio) y Orocobre (Sales de Jujuy junto a Toyota y el estado local, US$400 millones, aumento de producción).
Otros se preparan para despegar en breve, como la corporación china Ganfeng Lithium Co. y la canadiense Lithium America que trabajan en el proyecto Cauchari-Olaroz en Jujuy y apostaron US$641 millones para alcanzar una capacidad de 25.000 tn/a.
La Argentina atrae más que Bolivia y Chile
Por su lado, tanto Bolivia como Chile son más restrictivos con la avanzada de capitales externos en sus países para la explotación de este metal, ya que lo consideran un recurso nacional estratégico. En Bolivia la industria del litio es estatal, mientras que en Chile se le exige a los privados vender en el mercado interno a un precio preferencial el 25% de lo extraído.
Así como ocurre con el potencial de Vaca Muerta, en el caso del litio, la ventana de oportunidades para la Argentina también se va cerrando con el correr de los años. Y tanto la inestabilidad macroeconómica como las restricciones al mercado de divisas podrían funcionar como un freno para los principales inversores extranjeros del sector minero. Por eso, el impulso a la Mesa Sectorial y el proyecto de Ley de Promoción de la Movilidad Sustentable marcan puntos positivos en la agenda del sector.
La Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) señala en su último informe que las empresas mineras instaladas realizarán inversiones por US$2.700 millones, lo que llevaría al país a casi quintuplicar sus exportaciones para 2025. Los embarques de litio pasarían de las 38.800 toneladas de LCE en 2021 a 175.000 en ese año, lo que implicaría más de US$1.500 millones de exportaciones.
Impacto local versus beneficio ambiental
La extracción de litio del subsuelo en los salares no está exenta de un nivel de impacto ambiental, similar al de otras explotaciones mineras aunque bastante menor que las de hidrocarburos.
Consumo y contaminación de agua, impactos en el paisaje, introducción de caminos de exploración en ecosistemas sensibles, instalación de infraestructura, impacto en la flora y fauna en áreas vírgenes con actividad industrial continua, generación de residuos sólidos y químicos, son los principales daños potenciales según ONG, ambientalistas y pueblos originarios.
En las explotaciones estándar, que en su mayoría se hallan en áreas desérticas, por cada 1.000 kilos de carbonato de litio extraído se evaporan 500.000 litros de salmuera y se requieren 30.000 litros de agua dulce, por lo que el uso del fluido natural es crítico y genera polémica.
Sin embargo, su uso en la fabricación de baterías para los vehículos híbridos y eléctricos, que empiezan a reemplazar al parque automotor con motores de combustión, tiene un beneficio medioambiental por reducir la liberación de CO2 a la atmósfera y está en línea con el objetivo global de emisión cero para 2050.
La venta de estos vehículos aumenta año tras año a nivel global y, por eso, las automotrices ya pusieron un pié en el negocio local del litio. Este tipo de baterías, además, contribuyen con la transición energética de las fuentes renovables eólica y fotovoltaica, ya que permiten almacenar sus producciones intermitentes no consumidas al instante.
Del mismo modo, desde hace años se utilizan en las baterías recargables de las computadoras portátiles, tabletas, teléfonos móviles, herramientas eléctricas y otros dispositivos tecnológicos. El litio también es utilizado en diversas aleaciones, en grasas lubricantes, en producción de polímeros, en las industrias farmacéutica, del vidrio y de la cerámica.
La primera fábrica nacional de celdas y baterías
Fruto de un trabajo compartido entre los ministerios de Ciencia y Tecnología e Innovación, Defensa, Producción bonaerense, el Conicet y la Universidad Nacional de La Plata, a mediados de año se anunció el proyecto para construir la primera fábrica nacional de celdas y baterías de ion de litio, que sería el debut en el sector de la flamante YPF Litio SA.
El objetivo es atender las demandas estratégicas del Estado y del sector productivo, para instalaciones de energía renovables y colectivos eléctricos, a través de esta planta industrial de baja escala. La fábrica, que demandará una inversión de US$2,5 millones y comenzará a producir en el segundo semestre de 2022, estará emplazada en el predio del Polo Científico-Tecnológico que la UNLP está construyendo en la zona del Bosque Este de la capital bonaerense.
Como paso previo en Jujuy, Y-TEC, la división de I+D de la estatal YPF y el CONICET, está trabajando con el Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento en el desarrollo de un innovador proceso para la extracción de litio de salmueras por métodos electroquímicos, que prevé mejorar la eficiencia y sustentabilidad de los procesos actuales. Para diciembre de este año tiene previsto finalizar la instalación de la primera planta piloto de separación de sales de litio en esa provincia.
Entre los dos proyectos de litio en producción, el que está en construcción y los otros veinte más avanzados en el país, una vez que estén en pleno desarrollo sumarían una capacidad conjunta de 350.000 toneladas anuales de LCE, según la Secretaría de Minería de la Nación.
Si se avanza a un ritmo constante, y se incorporan tecnologías que reduzcan la huella ambiental de los emprendimientos extractivos, se estaría dando un paso importante en la transición energética local y en el camino hacia una movilidad más sustentable en el mundo.
Por: Patricio Ballesteros Ledesma
FUENTE: POLÍTICA Y MEDIOS