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ERNESTO CALVO, EL SEÑOR LITIO: «COMPARADO CON CHILE, HOY EL LITIO ES MUY MAL NEGOCIO PARA LA ARGENTINA»

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El especialista en electroquímica sostiene que, para maximizar las ganancias que podrían acarrear al país las reservas de este mineral, hay que desarrollar tecnología, crear valor agregado y cuidar aspectos ligados a la sustentabilidad.

“Chile produce el 25% del litio mundial mientras que la Argentina produce el 10%”, señala. “En 2022, el precio de la tonelada de litio llegó a US$ 72 mil”, remarca. “En Argentina, la regalía que se cobra a las empresas es de 3% a boca de mina mientras que en Chile, cuando se llega a cierto valor de la tonelada de carbonato de litio, es del 40%”, plantea.

“Extraer litio para celulares es una escala. Cuando se pasa al litio para un auto eléctrico y con la demanda futura, el salto es gigantesco. Un auto equivale a 15 mil o 17 mil celulares en cantidad de litio necesario”, analiza. “El litio no es fuente de energía: no es el “oro blanco”; esa comparación está mal”, aclara. “El litio juega un papel muy importante en el almacenamiento de energías intermitentes como la energía solar o eólica y en la eléctrica”, desarrolla. “El litio hace posible tener una batería de muy bajo peso y mucha energía, central para la “electrónica portátil”. Técnicamente, eso se llama “densidad de energía””, explica. “Hay mucho más litio en Sudamérica que en Australia pero, aunque es más fácil sacarlo en Australia, es más caro. En Australia, se necesitan US$ 9 mil para extraer una tonelada de litio mientras que en Sudamérica, se necesitan entre US$ 3 mil y US$ 3500″, sostiene.

“En la Argentina, desde 1984, la nueva Constitución estableció que los recursos son de las provincias con lo cual hay una gran debilidad en la negociación con las empresas que explotan el litio. Argentina perdió la capacidad de negociar como país”, alerta. “En este momento, todos los países estamos tratando de encontrar métodos de extracción directa de litio alternativos a la evaporación que sean más limpios y más rápidos”, dice. “Más importante que el litio es desarrollar la tecnología para extraerlo, lo que hemos hecho nosotros y otros colegas, y venderla al exterior. La Argentina ha hecho satélites, centrales nucleares, radares”, desafía. “Hay investigadores en Argentina que entienden la tecnología de litio y pueden ayudar a los gobernantes de cualquier signo a tomar decisiones correctas”, concluye.

«Acuérdese de Galileo: a él le interesaba mirar las estrellas pero le vendía a los poderosos sus lentes para mirar los barcos. Siempre hay alguien que paga por la curiosidad”, afirma sobre la posibilidad de una relación virtuosa entre la ciencia argentina y el capital privado.

El especialista en electroquímica y nanotecnología Ernesto Calvo estuvo en La Repregunta. Calvo es doctor en Química por la Universidad de La Plata y licenciado en Química por la UBA. Es investigador superior del Conicet y profesor titular consulto de la UBA. Dirigió el Instituto de Química Física de los Materias, Medioambiente y Energía (INQUIMAE).

Con la experiencia de Vaca Muerta, que no logra despegar, y con las expectativas que genera el Triángulo del Litio que integran Argentina, Chile y Bolivia, se impone una pregunta que atraviesa esta entrevista: ¿el litio será otra de las grandes oportunidades perdidas de Argentina?

Calvo hizo su posdoctorado en el Imperial College of Science and Technology, Chemistry and Material Science de Londres y en el Case Western Reserve University, en Cleveland. En 2017, ganó el premio Bright Minds Challenge en Holanda por un desarrollo para la extracción de litio de manera eficiente y sostenible.

Aquí, la entrevista completa.

-Hay toda una conversación sobre las oportunidades que tiene América Latina y particularmente la Argentina en el sector de la energía, potenciada a partir de la invasión rusa a Ucrania y de los problemas que mostró la dependencia energética respecto de una nación como Rusia. Eso se da, también, en el marco de la discusión sobre las energías renovables. ¿Cómo pesa el litio en esa discusión? ¿Cuán renovable o menos contaminantes resulta la explotación del litio?

-En primer lugar, voy a decir que soy un científico así que tengo que atenerme a la evidencia y a la verdad. En los negocios, en la minería, no necesariamente se dice la verdad. Hay situaciones especulativas para que suban o bajen las acciones de una empresa, hay mucho comentario sobre cuánto litio hay.

-¿Es decir que en el auge de esa conversación sobre el litio podría haber intereses de mercado?

-Por supuesto. El agua hierve a cien grados y una atmósfera acá, en Japón y en Rusia. Cuánto litio, las expectativas, el precio no son datos objetivos sino que están teñidos de intereses de negocios. Ahora bien, el litio es el elemento número 3. Es el metal más liviano. Es muy electropositivo y eso permite que se lo utilice para acumular energía en baterías. El litio no es energía: no es el “oro blanco”; esa comparación está mal. Las fuentes de energía son el sol, el viento, el petróleo, la energía nuclear. El litio, en cambio, permite hacer una batería donde almacenar la energía.

-El litio no produce energía sino que la almacena.

-Es así. Ese es el primer punto que quiero desmitificar porque muchas veces se confunden.

Argentina y la utopía del litio

-¿Es decir que no hay una combustión posible del litio que genere energía como sucede con el fósil?

-Sí pero en un solo caso, el de la energía nuclear, en la fusión nuclear, pero estamos totalmente en otra discusión. En esta conversación, estamos pensando en el litio como un elemento usado en baterías. Las energías renovables como el sol o el viento son intermitentes por lo tanto, cuando no hay sol o viento, hay que almacenar la energía. En el caso de la electricidad, no se puede guardar per se sino que hay que convertirla en energía química en una batería. Desde este punto de vista, el litio juega un papel muy importante. La batería de ion litio del celular fue desarrollada en los años ‘80 y en 1991, la empresa Sony la empezó a comercializar. Hoy todos tenemos un celular con una batería de litio. Está presente en todo lo que se llama “electrónica portátil”: celulares, tablets, laptops, todos los gadgets electrónicos que son transportables. Como lo tengo que transportar, el peso es importante y ahí hay un concepto fundamental: el de “densidad de energía”, es decir, cuánta energía se puede almacenar por kg o por litro.

Salar de Olaroz, en Jujuy, donde se realiza la explotación de litio

-¿Por kilogramo de litio?

-Por kilogramo de batería. Un auto Tesla tiene aproximadamente 200 kilos de batería que contiene cerca de 6 kilos de litio metálico. Si usara una batería de plomo ácido como la que tengo en mi auto para el arranque o para las luces, sería como llevar un elefante, o sea, tendría que gastar toda la energía para mover la batería. El litio posibilita tener una batería de muy bajo peso y mucha energía. Técnicamente, eso se llama “densidad de energía”.

-Es una transformación importante del sector de la energía, entonces. ¿Con baterías de litio, la economía que se basa en la energía se vuelve mucho más eficiente porque necesita mucho menos recursos para el arranque de un motor o de una computadora?

-Por supuesto. Y además para mover el auto. Todo esto llevó a la explosión de los celulares hace unos años.

-¿Antes no se explotaba el litio?

-Sí, el litio se usa desde hace mucho en muchas cosas, por ejemplo, en farmacología, para el tratamiento de la enfermedad bipolar; en vidrio; en cerámicos; como absorbente de dióxido de carbono en submarinos. Pero el uso explotó con la batería a partir de 1991 y a partir de los celulares. Ahora, en un celular hay menos de 1 gramo de litio mientras que en un Tesla hay 6 kg de litio. Teniendo en cuenta la cantidad de litio, un auto eléctrico equivale a 17 mil celulares. Esa escala es la que se va a reflejar en la explotación y demanda del litio.

El Triángulo del Litio. Argentina vs Chile

-Es decir que si todo el parque automotor de un país virara hacia una energía renovable almacenable en el litio, la demanda de litio sería de miles de millones de toneladas. En este famoso Triángulo del Litio que forman Argentina, Bolivia y Chile, ¿cuánto litio se sabe que hay enterrado o a la vista?

-El litio se puede obtener de rocas como espodumeno y disilicato de litio. En la provincia de Córdoba y San Luis se encuentra ese tipo de roca. Se usa muchísimo para la industria del vidrio. Pero los mayores yacimientos de esas rocas no están en la Argentina. Están bastante diseminados en el mundo. La mayor explotación es Green Forest, en el suroeste de Australia, donde lo disuelven con ácido sulfúrico y lo mandan a China. Es un método sucio de minería tradicional. Se muele la piedra y después se hace lixiviación con sulfúrico. La otra fuente son los salares de altura de lugares como la Puna, como el Salar de Uyuni en Bolivia, el de Atacama en Chile y nuestro salares Olaroz, Hombre Muerto, Cauchari y otros varios más en la Puna, en las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy.

-Nuestro reservorio de litio es en modalidad salares.

-Ahí geológicamente, durante millones de años, los fluidos que venían en arroyos y en ríos provenientes de la actividad volcánica se fueron acumulando en los valles. Desde el seno de la tierra, vienen los minerales y esas sales de litio se van depositando y forman capas y rellenan un valle. Es lo que se conoce como salar. Se ve blanco pero por debajo hay capas más o menos permeables. Si se bombea el líquido del interior y se lo evapora, se puede obtener el cloruro de litio y luego, el carbonato de litio. Durante millones de años fue decantando. Para extraerlo, se hace una perforación de mil o 3 mil metros como si fuera petróleo hasta encontrar una napa, más o menos permeable, con salmuera, mucho más salada que el agua del mar. Esa salmuera se sube con bombas y se pone en enormes piletones de un tamaño 3000 veces la cancha de River en área. En Atacama o en Hombre Muerto hay de esos piletones. Son enormes extensiones. Durante 12 o 18 meses se evaporan al sol. Todavía el sol es gratis, así que el proceso se hace por evaporación.

-La energía solar es la que se usa en ese proceso.

-Se va perdiendo agua, con lo cual hay toda una discusión porque el agua podría ir para comunidades. Si se pierde agua en un desierto, no es bueno. Luego precipitan las sales y la última que queda es el cloruro de litio. Después de un proceso que lleva casi dos años, el último líquido sobrenadante tiene cloruro de litio. Se procesa en una planta química y se obtiene carbonato de litio. Este es el proceso tradicional.

-En este mapa geopolítico complejo que se da en el mundo en estas circunstancias actuales los recursos naturales son clave. Este Triángulo del Litio basado en los salares, en términos de la cantidad que puede aportar, ¿competiría con ese reservorio australiano?

-Hay mucho más litio en Sudamérica que en Australia pero, aunque es más fácil sacarlo en Australia, es más caro. En Australia, se necesitan US$ 9 mil para extraer una tonelada de litio y en Sudamérica, se necesitan entre US$ 3 mil y US$ 3500.

-¿Esa diferencia de costo tiene que ver con un proceso basado en recursos humanos muy caros en Australia?

-No, la diferencia es el método que se usa. Para extraer litio de la roca, hay que cocinarla en un horno y gastar energía mientras que la salmuera se evapora al sol.

-Pero la evaporación es más barata pero es más difícil porque hay que esperar más tiempo.

-Con el método actual de evaporación, hay que esperar más tiempo. El método de Sudamérica es menos contaminante que el de Australia porque no gasta otra energía. Sí se usa energía en la planta química, donde se utilizan sustancias químicas. El método de evaporación sí es menos contaminante que la extracción de roca en Australia. La producción australiana termina en China porque el mercado del litio está en el sudeste asiático. En la cadena de valor del litio, hay tres segmentos. Es lo que llaman, siguiendo la nomenclatura petrolera, upstream, midstream y downstream. El upstream es la extracción del litio para luego transformarlo en carbonato de litio, en hidróxido de litio o en cloruro de litio, que son tres commodities. El midstream es la transformación de esos tres productos en sales de litio, cátodos de baterías, electrolitos. Y el downstream es la transformación en laptops, autos, computadora, batería.

-¿Por qué dice que China es el principal mercado?

-China, por una cuestión de economía de escala, desde el señor Kissinger en el año ‘74 para adelante, provee a todo el mundo y por lo tanto es muy difícil competir en costos. Toda la química fina y los productos de alto valor agregado se hacen en Corea, en China y en Japón.

-En Argentina, estos salares donde yace el litio son también una riqueza natural protegida en muchos casos. ¿Cuánto se explota hoy de esos salares en Argentina y en este Triángulo del Litio?

-En los tres países, la explotación es muy diferente. Son tres modelos distintos. En Bolivia, por la Constitución boliviana, la explotación la hace el estado y solo se asocia con privados para dar valor agregado una vez que obtiene el recurso. En Chile, es economía de mercado totalmente abierta. Hay dos empresas, SQM, originalmente chilena y ahora de accionistas globales, y Albemarle, norteamericana. Son las primeras que sacaron litio hace más de 40 años y tienen más experiencia. En la Argentina, desde 1984, la nueva Constitución estableció que los recursos son de las provincias con lo cual hay una gran debilidad en la negociación con las empresas que explotan el litio en Argentina porque son empresas que manejan el 50% del litio en el mundo. Sus presupuestos son bastante más grandes que el PBI de una provincia. En ese sentido, Argentina perdió la capacidad de negociar como país. En Argentina, hay dos empresas que están extrayendo litio: Sales de Jujuy, que es Oro Cobre Toyota.

-¿Algo que ver con la automotriz Toyota?

-Si, es Toyota Tsusho y está vinculada a Toyota. Son los que hacen las baterías y los que llevan desde Jujuy el carbonato de litio y le dan todo el valor agregado en Japón. No es un buen negocio para nosotros.

-¿Porque Argentina vende el recurso natural y le agregan valor y precio en otro país?

-Así es. La otra compañía es Livent, que antes era FMC, que está en Catamarca desde los años ‘90. Entre las dos producen entre 30 y 35 mil toneladas de litio por año. En 2021, la producción anual de carbonato de litio equivalente en el mundo fue de 459 mil toneladas. Argentina produce 10% de ese total.

-¿Cuánto produce Chile?

-Chile produce unas 100 mil toneladas, un 25% del total global. Bolivia no produce en cantidad en este momento porque está terminando la planta de carbonato de litio construida por empresas chinas, que va a producir unas 15 mil toneladas.

-¿Es una inversión China pero sigue siendo propiedad del Estado boliviano? ¿O es un préstamo chino?

-Bolivia tiene yacimientos de litio bolivianos. Es una empresa estatal que luego se asocia con capitales privados americanos o alemanes o quien sea para fabricar baterías u otro tipo de cosas. El desarrollo de un salar lleva 8 o 10 años

-Una vez que se comprueba que ahí hay litio, ¿se refiere al desarrollo hasta poder explotarlo y exportarlo?

-Así es. Además, hay una complicación: Bolivia tiene salmueras muy complicadas porque tienen mucho magnesio. El proceso que se usa en Argentina o en Chile no sirve para Bolivia y han tenido que desarrollar procesos diferentes.

-De ese 10 % de litio que produce Argentina respecto del total de litio del mundo, ¿cuánto exporta?

-El 10 o 13% se calcula a partir de lo que exporta. La última exportación llegó a unas 30 mil o 35 mil toneladas.

-Es decir que todo lo que produce lo exporta, no queda en el mercado interno. ¿O en la cadena de valor local ese litio termina en un producto final?

-No, todo el litio sale como un commodity a muy bajo valor.

-Se va y después vuelve como baterías o como electrodomésticos.

-Después vuelve como batería. Usted se compra un auto que tiene 6 kilos de litio y paga por la batería US$ 25 mil pero cuando la Argentina vendió ese litio fueron por unos pocos pesos.

-¿Qué regalías pagan las empresas que explotan el litio en Argentina?

-La legislación establece que la regalía provincial es del 3% pero ese porcentaje, como dice el Código Minero, se calcula sobre el valor a boca de mina, o sea, el valor de la salmuera que es agua con sales. La regalía se convierte en el 0,6% aproximadamente. Yo calculé algunos números a partir de datos del Indec. Argentina no llega a 400 millones de dólares por año de exportaciones de litio. Es un 1 o 2 por ciento de lo que ingresa por soja.

-Aunque representa el 10% de la producción de litio en el mundo, sólo implica el ingreso de 400 millones de dólares al año. ¿Y esto por qué sucede? ¿Porque se exporta con un valor agregado muy bajo porque el precio se le pone a la salida del salar?

-Hay dos cosas. Por un lado, el valor agregado es bajísimo. Con el precio del commodity, ha habido un escándalo porque se descubrió que unas de las empresas estaba exportando a US$ 4 mil la tonelada de litio. El valor mundial de mercado llegó a US$ 72 mil la tonelada este año. La AFIP la multó. (NdelE: Se trata de Livent Lithium, que la Dirección General de Aduanas multó por $6,7 millones y exigió la restitución de US$ 8 millones por derechos de exportación en el marco de una supuesta maniobra de subfacturación entre 2018 y 2019 cuando el litio alcanzaba un valor de mercado de US$ 33 mil por tonelada. Livent rechazó las acusaciones, contestó que el carbonato de litio no es commodity y enfrenta acciones legales contra el Estado por liquidación de derechos de exportación). En los últimos años, el precio del carbonato de litio equivalente fue de entre US$ 5 mil y US$ 9 mil. Con la pandemia cayó porque no había consumo. Todo el mundo decía que iba a quedar más o menos en US$ 10 mil por tonelada. Pero en marzo de este año, después que empezó la guerra en Ucrania, pasó de US$ 9 mil a US$ 72 mil. Muy impresionante, y no va a bajar. La demanda de este tipo de commodities va a superar a la oferta en los próximos 10 años, por lo menos.

-En relación al agro, tenemos muy claro que por ese sector ingresan miles de millones de dólares con un precio de la tonelada de soja que en sus picos llega a unos US$ 600, un valor que se fija en el mercado internacional.

-Fíjese: US$ 600 una tonelada…

-A eso iba, contra US$ 72 mil la tonelada de litio cuya exportación, sin embargo, sólo aporta 400 millones de dólares al año.

-Eso cuando el precio era de US$ 6 mil la tonelada.

-¿Esto porque las empresas que explotan el litio pagan una regalía del 0,6%?

-La empresa exporta y a la provincia le queda solamente el 0,6 % que sale de prorratear el 3 %. Por supuesto que la empresa paga IVA, salarios e impuestos cuando cruza la frontera.

-¿Cómo funciona en Chile la política de regalías en el caso del litio?

-Es muy interesante. Ya Pinochet declaró al litio como estratégico por el problema nuclear. Fue en los años ‘70s, cuando los países sudamericanos pensaban en la guerra, en la bomba atómica. Como el litio tiene un uso nuclear, en Chile fue declarado estratégico. Existe un organismo que se llama CORFO (NdelE: Corporación de Fomento de la Producción), que es el que concesiona la explotación del litio a las empresas. Las regalías son crecientes y establecieron, muy inteligentemente. que si el valor de la tonelada de carbonato de litio equivalente supera los US$ 10 mil, las regalías deben ir subiendo proporcionalmente hasta llegar a un 40%. O sea que hoy en Chile tendrían que cobrar 40% de US$ 72 mil la tonelada. Argentina va a cobrar 2 o 3 %.

-Esa política de regalías que implementa Chile, un país con una matriz capitalista muy desarrollada…

-Totalmente liberal…

-Claro, muy liberal comparada con el resto de América Latina. ¿Esa política de regalías desincentivó a las mineras que quieren explotar litio en Chile?

-No, para nada porque esas mineras manejan el 50% o más de litio del mundo

-Es decir que si Argentina tomara como buena práctica el modo en que Chile resolvió el tema de las regalías para el litio, no implicaría necesariamente que las mineras se van a ir a otro territorio, básicamente porque no hay muchos lugares donde haya litio.

-Claro, no creo que se vayan.

-¿Desde cuándo existe esta política de regalías para el litio en Argentina?

-La política de regalías existe desde del Código Minero que viene desde 1879. Se lo refomó con Menem. El litio no se consideraba un metal concesionable hasta los años ‘70. Con Martínez de Hoz, entró el litio como mineral concesionable. La Constitución del ´84 le da a las provincias la propiedad

-Después, ¿ningún gobierno autopercibido como popular y enfocado en la soberanía energética ni un gobierno más orientado a una economía de mercado decidió rever esa política de regalías para el litio?

-Aparentemente no porque estamos igual. Comparado con Chile, la política de litio de Argentina es terrible. Es muy mal negocio para la mayor parte de los argentinos. Para algunos pocos debe ser bueno.

-Y si el litio es una oportunidad para la Argentina para que ingresen divisas, no lo es con este tipo de regulación. Es una oportunidad si se implementa una política de regalías más a la chilena.

-Sí, claro. Las cuentas son muy simples.

El litio y el dilema del agua

-Ernesto usted desarrolló un sistema distinto de almacenamiento de litio

-Nosotros desarrollamos una forma de extraer el litio con la cual ganamos el premio Bright Minds Challenge. Si el litio va a permitir almacenar energía sustentables, la extracción también tiene que ser sustentable. La extracción no puede ir en contra de las comunidades, del agua. Nos planteamos si era posible, para extraer el litio, utilizar el mismo mecanismo químico que usan las baterías, o sea, utilizar los electrodos que usan las baterías. Nuestro desarrollo consiste en dos electrodos que funcionan como dos esponjas. Uno capta el litio y el otro capta el cloruro de la salmuera. Luego, pasando una corriente eléctrica e invirtiendo el signo de la corriente en una solución de recuperación, se recupera el cloruro de litio de alta pureza y después el carbonato de hidróxido.

-¿Eso implica usar menos agua? Porque la extracción es muy intensiva en el uso del agua.

-Este mecanismo no requiere evaporación. Siempre se utiliza agua: no hay ningún método minero que sea totalmente benigno en ese aspecto pero hay que minimizar los costos ambientales. No usa compuestos químicos porque usa electrones.

-Es decir que el aporte de su desarrollo es que baja la cantidad de agua necesaria y elimina el uso de compuestos químicos. ¿Las empresas que explotan el litio en Argentina utilizan estos métodos de menor impacto medioambiental?

-No. La situación es la siguiente: el método evaporítico se llama “cal – soda” porque se evapora; después se agrega cal para precipitar el magnesio y el calcio y, en el sobrenadante, se agrega soda solvay, que es carbonato de sodio, para precipitar el carbonato de litio. Este método es lento y tiene muy baja eficiencia pero es el que funciona hoy.

-¿Es el que se hace en los piletones que usted describió antes?

-Se llaman “pozas”. Pueden tener 100 por 400 metros, 1 metro de profundidad y se evaporan al sol. ¿Pero qué es lo que ocurre? En este momento, en todos los países, no solamente en Argentina, todos estamos tratando de encontrar métodos de extracción directa de litio que se llaman DLE (Direct Lithium Extraction). Hay varios métodos, por ejemplo, la extracción con solventes pero los solventes son tóxicos y son más caros que el agua, y los tiene que recuperar. Hay extracción por absorción en ciertos óxidos; por métodos electroquímicos o por método de filtración. La semana pasada, hubo acá una reunión internacional de Vostok Capital donde estuvieron empresas de todo el mundo. Baring Boston Capital es un fondo de inversión que estaba en San Petersburgo y Londres pero ahora sólo está en Londres por motivos obvios. Organizaron una reunión a la que asistieron empresas, mis colegas de Conicet, del ministerio de Ciencias de la Nación. Estaban todos. El tema de discusión era los métodos de extracción directa más limpios pero, sobre todo, más rápidos para reemplazar al método evaporíticos, que obliga a esperar dos años. Ahora, ninguno o casi ninguno de estos métodos está en una escala de explotación industrial, incluyendo el nuestro. Nosotros estamos en escala piloto. Calcule que en una planta química de extracción de litio, entran mil metros cúbicos por hora. Los volúmenes son enormes porque en la salmuera, en el mejor de los casos, hay solamente un 1% de litio. Hay más en Chile que acá pero estamos entre 0,5 o 1 gramo por litro. Para obtener una tonelada de litio, hay que evaporar muchísimo metros cúbicos de agua.

La explotación del litio y la responsabilidad de la política

-A una economía deprimida como la de Argentina, la explotación de los recursos naturales puede aportar un horizonte de desarrollo interesante. Siempre queda el dilema del impacto medioambiental. En las condiciones en las que el litio se explota hoy, que no van a cambiar por un tiempo porque todavía no se terminan de desarrollar métodos alternativos, ¿qué impacto tienen estos piletones de extracción en esa riqueza natural de los salares?

-El problema es que extraer litio para celulares se da en una determinada escala. Cuando pasamos al litio para un auto eléctrico y con la demanda futura, el salto es gigantesco. Como le decía antes, un auto equivale a 15 mil o 17 mil celulares en cantidad de litio necesario. Ahora bien, ya hay empresas en Argentina que están implementando o tratando de implementar estos métodos. De hecho, Livent utiliza en parte evaporación y en parte, absorción en una cosa que se llama gibbsita, un hidróxido de aluminio que es bastante barato. Todas las empresas tienen patentes y hay muchas que están tratando de implementar métodos de extracción directa. Posco, por ejemplo, una empresa coreana.

-La política y la política energética en particular tiene un rol clave en dos cuestiones centrales. Por un lado, en cómo se regula el tema de las regalías para aprovechar mejor la producción del litio en Argentina. Por otro lado, en la decisión de hasta cuánto litio se quiere extraer para aportar a distintos sectores de la economía sin impactar en el medioambiente. ¿Esas son las dos cuestiones centrales a resolver?

-Por supuesto. Y déjeme cerrar con esto. La tecnología es más importante que el litio. Tener el litio en el suelo, como usted ve por los números, no es tan interesante. Sí lo es desarrollar la tecnología para extraerlo, lo que hemos hecho nosotros y otros colegas. La Argentina ha hecho satélites, centrales nucleares, radares. En Sudamérica, Argentina es única en los Premios Nobel de Ciencia que tiene.

-O en el desarrollo de los agro negocios basado en ciencia como el trigo transgénico resistente a la sequía.

-Por supuesto. Nuestra ventaja comparativa no es tener el litio solamente sino la tecnología que le podemos aportar nosotros para venderla al mundo. Eso vale mucho más.

El litio y la ciencia argentina

-Usted ganó un premio, el Bright Minds Challenge, una iniciativa de una empresa privada holandesa, DSM, una minera de carbón a principios del siglo XX y se convierte en una gran empresa que cruza las ciencias naturales y las ciencias químicas. ¿Cómo es la relación del Conicet y de los científicos que trabajan en el mundo del litio con el capital privado? ¿Es una relación virtuosa y constructiva? Me refiero a la hora de explotar un recurso natural con todo los dilemas que eso implica.

-Yo dirigí un instituto del Conicet. Soy investigador del Conicet. He tenido muchos contratos con empresas. Hemos desarrollado patentes. En 2005, desarrollamos una patente en un tema de lubricación con Techint, por ejemplo, por el cual le pagó al Conicet US$ 50 mil por el solo hecho de presentar la patente en Estados Unidos. Está la Dra Chan con el desarrollo del trigo resistente. En los últimos años, Conicet ha desarrollado mecanismos de interacción virtuosa entre empresas y el sector científico. No todos los científicos quieren involucrarse. Usted no puede obligar a los poetas y decirle qué escribir. Lo bueno del sistema científico es que uno se mueve por la curiosidad. Acuérdese de Galileo: a él le interesaba mirar las estrellas pero le vendía a los poderosos sus lentes para mirar los barcos. Siempre hay alguien que paga por la curiosidad.

-Las empresas que tienen la plata para sostener esas inversiones, ¿están mirando la posibilidad de una explotación más amigable con el medio ambiente y más sostenible?

-Ese tipo de explotación también es más rápida, entonces es mejor negocio.

-Cuando se junta el negocio con lo virtuoso.

-Eso está sucediendo. Lo vemos. Mis colegas y yo interactuamos con empresas.

-Una conclusión que surge después de escucharlo es que hay serios riesgos de que Argentina desaproveche la oportunidad que da un recurso natural como el litio así como le cuesta aprovechar el recurso de Vaca Muerta, por ejemplo, por malas regulaciones en términos de regalías.

-Conicet, las universidades y los investigadores pueden hacer su aporte porque, evidentemente, si pasa esto es porque hay gente que no entiende o hay intereses creados. Pero hay mucha gente que sí entiende qué es lo que ocurre con la tecnología de litio en el mundo y que puede ayudar a los gobernantes de cualquier signo a tomar decisiones correctas

-¿Qué país es el principal comprador del litio argentino?

-China, Estados Unidos y Europa compran. Fundamentalmente, el sudeste asiático porque es donde ese litio se transforma en baterías.

Pasión por la investigación

▪ Formación. Doctor en Química por la Universidad Nacional de La Plata. Hizo su posdoctorado en el Imperial College of Science and Technology, Chemistry and Material Science de Londres.

▪ Vida académica. Investigador superior del Conicet y profesor titular consulto de la UBA. Fue director del INQUIMAE.

▪ Premios. En 2017, premio Bright Minds Challenge en los Países Bajos

Por Luciana Vázquez

PARA LA NACION

FUENTE: DIARIO LA NACIÓN/ARGENTINA

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